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San Gabriel Confesor y Loco en Cristo
![]() Vasiko era un niño extraordinario; desde su niñez fue revestido con la Gracia Divina. Solía construir pequeñas iglesias de piedrecitas y encendía cerillas en su interior. Bárbara, su madre (tras el descanso en Cristo del padre de Gabriel, su madre entró en el monasterio de Samtavro como monja, con el nombre de Ana. Está enterrada al lado de su hijo) tuvo miedo de que se vieran las obras de su hijo, pues no se estaba excluido de que se pudiese expiar a su familia, que educaba a sus hijos contra la ideología comunista. En su juventud, Vasiko se comportaba de forma extraña, pues a menudo dejaba de jugar con sus amigos y prefería estar solo y silencioso. Sin embargo, aún tenía una diversión inusual: tenía la costumbre de coger un pequeño bastón entre sus manos y huía. Los pájaros piando se posaban sobre él, y le seguían por todo el camino. Esto sorprendía a todo el mundo. Vasiko era un niño de corazón tierno. No permitía poner trampas mortales a los ratones; los cogía vivos en una caja, y a continuación, los liberaba por los caminos. Entró en la escuela a la edad de seis años. Fue fácil para él estudiar la lectura, la escritura y la aritmética, y adquirió un gran amor por su gentileza. Tenía siete años cuando escuchó el Nombre de Dios por primera vez, lo cual produjo un gran impacto en su alma y cambió completamente su vida ordinaria. Muy pronto ahorró dinero para comprar el Evangelio. Esto fue el principio de su vida completamente nueva. Desde este día hasta su muerte, el monje Gabriel se llenó exclusivamente de un pensamiento y una devoción: no vivir más que para Cristo. Todo el tiempo lo dedicaba a la lectura de su Evangelio y no expresaba ningún otro interés por nada más; dedicaba poco tiempo a su estudio y sus lecciones a fin de tener más tiempo para leer su Evangelio. Antes de ir a la cama, entraba en su habitación y rezaba durante un largo tiempo en el rincón de los iconos. Pocos días antes de su muerte, el monje Gabriel recordó este periodo de su infancia: “Estaba sentado en el balcón, en el segundo piso, inmerso en mis pensamientos, cuando una voz desde mi interior me instó a mirar al cielo. Me levanté, me puse en el borde del balcón, levanté los ojos, y vi una gran cruz erigida en el cielo. Entonces no sabía, pero ahora sé que era la cruz que debía llevar por amor a Dios y a mi pueblo”. Su otro único recuerdo se refiere al mismo periodo de su infancia: “Mientras dormía una noche, me desperté de repente y vi a un demonio con una terrible figura frente a mí. Me miraba lleno de rabia. Gracias a la misericordia de Dios, no tuve miedo, pero estaba tenso. Sin embargo, no hice nada para expulsarlo. Simplemente miré con sorpresa. Gritaba contra mí: ‘No luchas contra mí, ¿no?’. Y me golpeó con el puño”. Cuando su madre, Bárbara, entró en la habitación, encontró a su hijo inconsciente. Pero Dios salvó la vida de su elegido. El pequeño Vasiko sacó aún cierto provecho de este accidente, lo cual muestra el monje Gabriel en uno de sus recuerdos: “Viendo al demonio, mi fe en Cristo se hizo más fuerte y dije: ‘Si existe el demonio, entonces Dios existe mucho más. Y además, aprecio la belleza de los seres humanos’”. Dios dotó al pequeño Vasiko, de 12 años, del poder divino y de revelaciones a causa de su amor y su devoción verdaderas. ![]()
La monja Pelagia (antigua higumena del monasterio de la Santa Virgen María de Gurjaani, de la misma edad que el monje Gabriel, y su vecina), recuerda: “Un día de verano, mi tío vino a la casa y dijo en voz alta, para que todos lo oyeran: ‘Gloria a Jesús Cristo, nuestro Señor, pues parece que preserva a sus elegidos sobre la tierra’. A la pregunta: ‘¿Qué te sucede? ¿Qué es lo que te sorprende?’, respondió contando la siguiente historia asombrosa: ‘Iba hacia la casa por el viejo camino de Santa Bárbara. Cuando me acercaba a la iglesia de San Jorge, que está destruida, vi a Goderdzi, el hijo de Vasiko, limpiando la iglesia de las grandes rocas, bajo un sol ardiente. Estando inmerso en el trabajo, no se dio cuenta de mí durante cierto tiempo. Yo mismo, viendo esto, no dije nada, pero cuando me vio, se alegró y me dijo: ‘Ven, tío Moukha, si puedes, y levanta esto’, mostrándome una gran roca. Mi tío era apodado Moukha (roble), por su fuerza y sus capacidades para la lucha, aunque su verdadero nombre era Jorge. Moukha continuó: ‘Lo he intentado, pero no he podido desplazar la roca’. Vasijo dijo entonces: ‘En el nombre de Cristo’. y la cogió y la puso con las otras rocas reunidas por él fuera de la iglesia”. “Nuestra familia era religiosa, pero a causa del régimen ateo, los miembros de la familia no asistían a los oficios religiosos y no ayunaban. Sin embargo, mi tío comenzó su vida cristiana a partir de este día.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los pobres que no tenían información del frente, tenían por costumbre venir a Vasiko para obtener noticias de sus familiares. El padre Gabriel, que sólo tenía doce años, daba entonces respuestas a todos los visitantes y predicaba: “Id a la iglesia, no abandonéis a Cristo y no perdáis la salvación de vuestras almas”. Sus palabras siempre se mostraban como verdaderas y la gente las respetaba mucho. Las capacidades extraordinarias de Vasiko y su clarividencia aparente, ponían en el corazón de la gente la confianza en la Iglesia. El pequeño Vasiko no aceptaba la alabanza y el honor de los hombres, y él mismo se humillaba de una forma muy extraña: “Recuérdate siempre, Vasiko, que eres un cubo de basura y no pienses nunca nada bien de ti mismo”. Los miembros de la familia se encolerizaban contra Vasiko a causa de tal comportamiento y lo castigaban, pero la gente evitaba mofarse de él e insultarle. Es interesante mencionar aquí otro hecho asombroso en la juventud del monje Gabriel. Durante el transcurso de las purgas soviéticas y de las persecuciones, la gente ocultaba los iconos en los graneros o en otros escondites. Muchas personas se hacían monjes fieles y no concedían un respeto justo a las cosas sagradas. El pequeño Vasiko tenía la costumbre de acudir a tales personas y les decía: “Tenéis un icono en vuestra casa (mostraba con el dedo exactamente el sitio). Debéis, o bien concederle el respeto que le es debido, o bien, dármelo. Yo lo guardaré. Más tarde, si lo queréis de nuevo, venid a mí y me alegraré de devolvéroslo”. Algunos se arrepentían y guardaban los iconos; otros, que no tenían la misma intención, le daban los iconos. Todos se sorprendían por el comportamiento del pequeño niño. Vasiko guardaba los iconos con un amor particular. Finalmente, y con diligencia, los iconos actuales embellecidos en su iglesia y en la celda en el monasterio de Samtavro asombran a todo el mundo. Estos hermosos iconos decoran casi todos los muros y el techo, lo cual da una impresión inolvidable en los peregrinos o los visitantes. La vida idílica del pequeño Vasiko no duró mucho tiempo. Su madre, Bárbara, era una mujer honesta que trabajaba mucho. Fue hermosa en su juventud y se casó a la temprana edad de catorce años. De su primer matrimonio tuvo tres hijos, Emma, Miguel y Goderdzi-Vasiko. Después, tras la tragedia de la familia, cuando su marido murió, el ser una joven mujer de 22 años se tornó en una situación desesperada. No tenía a nadie que la ayudara, y tenía que trabajar duro para abastecer las necesidades de su familia. De su segundo matrimonio, tuvo una hija, Julia. El monje Gabriel se enfrentó a la primera experiencia seria a la edad de 12 años. Su madre, aunque no era irreligiosa, no permitía a su hijo llevar una vida religiosa. Al principio, cuando su hijo expresó una inusual pasión por la fe cristiana, ella se sorprendió. Pero cuando fue testigo de que la fe en la vida de Vasiko tomaba una forma profunda y estable, exigió categóricamente que su hijo renunciara a su elección. “¡No te atormentes!. ¡Vive como la gente normal!. ¡Sé religioso, pero no hasta el punto de querer más que el Evangelio y la religión!”. Muchos años más tarde, cuando su madre y sus hermanas visitaron al monje Gabriel, que estaba gravemente enfermo y que murió un año después, Bárbara, sollozando y llorando, imploró a su hijo: “¡Qué ha sido de tu vida, Gabriel, mas que torturas!. No has tenido infancia. Habría sido mejor que me hubieras escuchado y que cuidaras de ti mismo, pues eras un hombre, ¿no?”. Viendo llorar a su madre con lágrimas en los ojos, Gabriel se entristeció por su madre, porque nunca lo comprendió, pues ella participaba en las pruebas que asediaban a su hijo, y sus lágrimas estaban causadas por un profundo dolor. Tras una corta pausa, el padre Gabriel le respondió con una voz suave y tierna: “No podía llevar una vida diferente”. A la simple edad de doce años, no podía llevar una vida diferente. Y en aquel momento, escuchando una vez más el rechazo de su hijo, Bárbara, encolerizada, lanzó el Evangelio por el retrete. Vasiko lo sacó rápidamente, y lo puso contra su pecho y lloró gimoteando con una voz lastimosa. Esta fue la última vez en la que Vasiko se vio forzado a hacer una elección en su vida. A medianoche, Vasiko tomó su Evangelio y abandonó su casa. Era el final del otoño. Caminó noche y día y finalmente llegó a la ciudad de Mtskheta. Al principio, fue al monasterio de Samtavro. La higumena Anousia (Kochlamazashvili) lo recibió con amor, y le dio abrigo y alimento. Pero no podía dejarlo allí, porque los hombres no podían permanecer en el monasterio. Ella le propuso ir al monasterio de Svetitskhoveli (Pilar de la vida). Vasiko rezó con todo el corazón frente al icono de la Theotokos de Ivirón de Samtavro pidiéndole una celda y el derecho a vivir en el monasterio. Pasó 3 días en el monasterio de Svetitskhoveli, pero el decreto gubernamental prohibía dar cobijo a los adolescentes durante un largo periodo de tiempo. A continuación, fue al monasterio de Shio-Mghvime, donde fue acogido durante 3 días y a continuación fue acompañado al monasterio de Zedazeni, donde vivían muchos monjes de avanzada edad. Amaban tanto a este joven creyente que dispusieron para él un escondite cerca del monasterio, y lo dejaron allí durante semanas. A causa del estricto control de los responsables especializados en la aplicación de la ley, los monjes se vieron forzados a enviar a este ferviente creyente al monasterio de Betania. Le explicaron con detalle cómo dirigirse al monasterio y le dieron un poco de alimento. En Betania, fue acogido por dos monjes que vivían allí: el padre Jorge (más tarde canonizado con el nombre de San Jorge-Juan Mkheidze), y el padre Juan (más tarde canonizado con el nombre de San Juan Maisuradze). Los monjes de Betania se convirtieron en los confesores más amados por Gabriel. Tras abandonar Betania, no se sabe nada de su periplo. Tras algún tiempo, Vasiko fue protegido por una buena mujer llamada Margo, que vivía en Tbilisi y que se ganaba la vida diciendo la buena ventura. El pequeño Vasiko estaba desolado por el hecho de que una mujer tan buena llevara una vida falsa y viviera en el pecado. Un día, Margo cayó enferma. Vasiko la calmó y le prometió que aceptaría que la gente acudiera a ella. Y en efecto, la gente que acudía a ella, era acogida por el piadoso niño. Predicaba el amor de Dios e intentaba hacerles conscientes de la necesidad que hay de llevar una vida cristiana. Dios dotó a Vasiko con la facultad de profetizar, y habló con los visitantes sobre sus peligros futuros y sus pecados cometidos, de los cuales ya no se acordaban. Les enseñó a acudir al sacerdote para confesar y para recibir la Santa Comunión. La gente se asombraba por su comportamiento. Margo creyó a Vasiko, y abandonó su actividad de adivinación, y comenzó a llevar una vida cristiana. Esto hizo circular numerosos rumores en Tbilisi durante aquellos años. La madre de Vasiko continuaba buscando a su hijo, y finalmente, encontró el lugar donde estaba: “Por favor, vuelve a casa y vive como desees. No voy a impedir tu elección”, dijo a su hijo, y se alegró de volver a encontrarlo. Vasiko volvió a su casa. Desde ese tiempo, Bárbara ya no volvió a ser estricta con su hijo. Sin embargo, una y otra vez le aconsejaba llevar una vida ordinaria, y no vivir solamente para la fe. Vasiko tenía la costumbre, al menos una vez al mes, de ir a Betania y ayudar a los ancianos monjes haciendo diferentes trabajos en el monasterio. A la edad de 16 años, fue de peregrinación al monasterio de Martkopi. Durante el transcurso de este viaje, se encontró con un venerable monje, el padre Aitala, al que el padre Gabriel quería mucho y siempre se acordaba de él con mucho respeto y amor en los años siguientes. “Un gran monje, dotado de clarividencia”. Se debe mencionar aquí una historia más mencionada en la vida del padre Gabriel, transcurrida durante el mismo periodo: un día, el gobierno comunista decidió talar un parque público cerca del antiguo cementerio de Vera, donde los jóvenes soldados georgianos, asesinados en la guerra por la independencia de Georgia en 1921, habían sido enterrados. El terreno fue limpiado con bulldozers. Vasiko recibió este acto brutal en pleno corazón, de noche recogió los huesos en los sacos, y los enterró de nuevo secretamente en otro lugar seguro. ![]() ![]() En 1962, tras la muerte del padre Juan, del padre Jorge y del hieromonje Basilio, el gobierno cerró el monasterio de Betania. El monje Gabriel regresó a Tbilisi, y en el patio de su casa, construyó él solo una iglesia con siete cúpulas. Entre 1962-1965 el monje Gabriel sirvió en la catedral de la Trinidad y de Todos los Santos, y tuvo una pequeña parroquia reunida alrededor de él. ![]() ![]()
Hospital psico-neurológico de la ciudad de Tbilisi, en la República Socialista Soviética de Georgia, 19/1-1966, Tbilisi, calle Electroni nº 1.
Nº 666 Paciente: Vassili Urgebadze, nacido en 1929, educación de 6ª clase. Dirección: c/ Tetritskaro 11. El paciente está internado en el hospital psico-neurológico de la ciudad desde el 18-8-1965, y fue traído de la prisión para un tratamiento forzoso. Diagnóstico: persona psicópata, propenso a la psicosis esquizofrénica. Fue dado de alta del hospital el 19-9-65. Según la anánmesis (conjunto de recuerdos facilitados al médico por el enfermo o por su entorno sobre el historial de una enfermedad o las circunstancias que le precedieron), tuvo una visión fantasmal sobre el espíritu del mal con cuernos en la cabeza a la edad de 12 años... El paciente prueba que todo el mal que se desarrolla en el mundo es debido al diablo. Desde los 12 años, comenzó a ir a las iglesias, a rezar, a comprar iconos, y estudió la literatura de la Iglesia... No comía nada los miércoles y viernes. Los adultos y los soldados se reían de este absurdo: “El miércoles, Judas vendió a Cristo por 30 monedas de plata, y el viernes, los sacerdotes judíos crucificaron a Cristo”; estaba en un estado de total alucinación. Esto explica el hecho de que para la manifestación del 1 de mayo, quemara un gran retrato de Lenin, colgado en el edificio del Consejo de Ministros. Tras el interrogatorio, dijo que había hecho esto porque la imagen de la Crucifixión de Cristo debería estar colgada ahí, y que no era posible idolatrar a un hombre terrestre; la duda apareció en lo que concierne a su estado de salud psíquica, por lo cual fue enviado a los expertos de psicopatías. El examen mostró que el equilibrio del paciente estaba desorientado en el espacio, en el tiempo, y en el entorno. Se habla así mismo en voz baja: cree en la existencia de la esencia celeste, de Dios y los ángeles, etc. Hablando de forma general, el eje principal de un psicópata siempre se vuelve hacia el hecho de que todo depende de la voluntad de Dios, etc. Está aislado de los otros enfermos mentales del departamento. Cuando alguien le habla, habla seguramente de Dios, de los ángeles, de los iconos, etc. Es incapaz de criticar su estado. Ha sido tratado con la terapia de la aminazinofrasia y de la siptomicina, tras lo cual pasó ante la comisión. Decreto nº 42/1965 Presidente de la comisión: candidato de medicina, médico-jefe T. Abramishvili. Miembros: J. Shalamberidze y el docator Kropov. Ha sido dado de alta del hospital el 19 de enero de 1965 y fue llevado a su domicilio por su madre. Médico: Lezhava. 19 de enero de 1965. ![]()
Tal conclusión negativa de los médicos soviéticos prueba el amor de Dios del padre Gabriel. Es sorprendente que los funcionarios soviéticos escribieran por medio de una conclusión médica, la descripción del padre Gabriel concerniente a Dios, la agradable vida virtuosa, que fue suficiente para que los funcionarios del partido comunista lo liberaran y le dieran el alta del hospital psiquiátrico. ¡Cuando Dios interviene en los asuntos humanos, se producen muchas cosas asombrosas!.
“¡SANTO PADRE GABRIEL, RUEGA A DIOS POR NOSOTROS!”.El padre Gabriel fue dado de alta al séptimo mes de su encarcelamiento. El célebre académico georgiano A. Zurabashvili contribuyó ampliamente a su liberación. Tras tres decenios, cuando el monje Gabriel servía en el monasterio de Samtavro, el hieromonje Gerasimo, miembro de la orden de San Germán de Alaska, del mayor monasterio ortodoxo de América, le visitó. Más tarde publicó en los Estados Unidos un libro titulado “Un confesor de Cristo en la Georgia de hoy en día”. El libro finaliza con las siguientes palabras: “El padre Gabriel nos bendijo y partimos, habiendo asistido al triunfo de la Iglesia del Nuevo Testamento en nuestra época”. A pesar del hecho de que el sacerdocio del monje Gabriel hubiera sido dejado intacto, fue suspendido del ministerio sacerdotal. Por eso, asistía a los sermones de la iglesia con la parroquia y recibía la santa comunión como laico. Era convocado al departamento de seguridad muy a menudo, y volvía a su casa golpeado sin pide. Un día, fue golpeado muy gravemente, y fue incapaz de volver de forma independiente. Los agentes de seguridad soviéticos llamaron entonces a los miembros de su familia y les informaron de la dirección en la que habían dejado al monje. Desde entonces, el padre Gabriel decidió cambiar completamente su modo de vida, que era demasiado penoso para él. En adelante, tomó la determinación de parecer enfermo mental y de forma exterior, rechazar su modo de vida habitual. En lugar de estar en silencio, predicaba ruidosamente en las calles. Si hasta ahora había rechazado beber vino, ahora bebía entre la gente y hacía semblante de parecer ebrio. Pretender ser un demente es una hazaña inhabitual que exige una gran fuerza espiritual y un espíritu divino. “Porque la ‘insensatez’ de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres” (1ª Corintios 1:25). ![]() “No llegamos a comprenderle. Tenía un alma refinada desde su infancia. Tras haber sido consagrado como sacerdote, la gente le respetaba mucho. Cuando el monje Gabriel volvía a casa, entraba en su iglesia y lloraba a menudo con una voz sollozante. Un día, la puerta de su iglesia estaba abierta y cuando le oí llorar, me inquieté y, entrando en la iglesia, le pregunté: ‘Vasiko, hermano, ¿por qué lloras? ¿Hay algo que te haya hecho daño?’. ![]() A pesar de la modestia inusual del padre Gabriel, numerosas personalidades laicas y de la iglesia se comportaban con gran respeto y reverencia con respecto a él, a causa de su gracia asombrosa: el amor, la bondad, la sabiduría, la profecía, el conocimiento de algunos pensamientos secretos de los hombres, y la fuerte posesión del tiempo, del espacio y de la materia. ![]() ![]() ![]() ![]() En 1990, el monje Gabriel fue al monasterio de Shio-Mghvime, pues tenía la intención de llevar una vida solitaria como ermitaño. Allí, tuvo una revelación de Dios para que volviera al monasterio de Samtavro y servir a la gente de allí. A partir de aquel momento, hasta su muerte, el monje Gabriel vivió en la antigua torre. Admitía a los peregrinos como confesor y servía al prójimo con la devoción desinteresada de sus funciones. En el transcurso de octubre/noviembre de 1991, la situación política de Georgia se volvió tensa, pero sólo el monje Gabriel sentía el peligro de las desgracias futuras. Decía: “¡Sangre en la avenida Rustaveli! ¡Sangre! ¡Sangre de georgianos!”. Cuando el combate de las armas de fuego comenzó en la avenida Rustaveli y que un georgiano disparara sobre otro georgiano, el monje Gabriel tocó las campanas de Samtavro y se lamentó. Redobló el ayuno y rechazó totalmente tomar alimento. Es difícil describir la forma con cuyo ardor se lamentaba y lloraba y suplicaba sinceramente a Dios y la Theotokos para que salvara Georgia. El monje Gabriel no hacía ninguna diferencia entre la gente. Compartía los gozos y las penas de todos los que venían a él. ¡Cuánta gente fue salvada de caer en el abismo de las tinieblas espirituales! Con su capacidad de profetizar, los conducía hacia el camino de la Verdad. El monje Gabriel disimulaba casi por completo su poder para obrar milagros. Fuera lo que fuese, en casos extremos, como cuando la base de la fe cristiana (la doctrina de la esencia de la Trinidad), era cuestionada, expresaba la capacidad de taumaturgo con la que Dios le había dotado para probar la verdad divina. Un día, recibió la visita de un georgiano, adepto del hinduismo, que tenía por costumbre ir a la India y permanecía allí durante largo tiempo, teniendo allí su maestro espiritual. El padre Gabriel tomó pan, hizo la señal de la cruz sobre él en nombre de la Santa Trinidad, y el pan estalló milagrosamente en llamas, agua y trigo. “Mira y ve: sucede lo mismo con la Santa Trinidad en tres hipóstasis: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. Entonces el padre Gabriel hizo de nuevo la señal de la Cruz, y el agua, el trigo y el fuego se transformaron en pan. “Así como este pan está entero y no puede ser dividido, así mismo sucede con la Santa Trinidad. Una esencia, e indivisible”. Un día, el higumeno del monasterio de Xeropotamou, del Monte Athos, el archimandrita José, y algunos monjes, llegaron a Georgia. Visitaron Samtavro y recibieron la bendición del padre Gabriel. Pero el staretz reprendió al padre José: “¿Cómo has osado decir con aire desafiante a la Virgen, que abandonó Georgia?”. “Estamos bajos las oraciones y la misericordia de la Santa Virgen, pero tú no lo ves y haces desaprobaciones”. Al escuchar esto, el padre José se horrorizó y pidió perdón. El padre Gabriel abrazó al invitado griego con amor y lo invitó a la mesa. Se hizo notorio que antes de venir a Samtavro, los padres griegos habían visitado la catedral de Svetitskhoveli. La situación política y económica en Georgia, acompañada por las dificultades espirituales de la nación, recientemente liberada del régimen ateo, eran la razón por la que el respetado archimandrita, expresando su lamento por Georgia, dijo: “¡Virgen María, has abandonado Georgia!”. Durante las despedidas, los padres exaltados sugirieron al monje Gabriel dirigirse al Monte Athos, pero rechazó y respondió: “Estoy aquí, en mi Athos. No quiero cambiar mi Georgia por el Athos”. En el mismo periodo, el monje Gabriel recibió la visita del hieromonje Gerásimo, que llegaba de los Estados Unidos a Georgia, precisamente con este fin. El padre Gerásimo servía en el monasterio, fundado en Platina (California) por el hieromonje americano Seraphim Rose. Tras su regreso a su país, el padre Gerásimo y la fraternidad de Platina dedicaron al padre Gabriel un artículo en la revista ortodoxa americana “Orthodox Word”. En los últimos años de su vida, el padre Gabriel cayó gravemente enfermo. Además de esto, se rompió la pierna y desde entonces hasta su muerte, el monje Gabriel quedó recostado en su lecho durante un año y medio, y fue incapaz de caminar. Solamente en tres raras ocasiones, padeciendo dolores agudos, pidió ayuda para levantarse y sentarse en su celda. “Vuestra vida es mi vida. Si no os sacrificáis por vuestro propio pueblo, no saldrá adelante”, decía. La misericordia de su hospitalidad no puede ser olvidada. Antes de romperse la pierna, alimentaba a todos con comidas preparadas por él personalmente. Pero cuando fue incapaz de cocinar, pedí a la madre Parasqueva, o a cualquier otro, cocinar las comidas, y con mucho amor invitaba a los que acudían a él. Se esforzaba permanentemente por conducir a todo el mundo más cerca de Dios. Sus palabras llenas de Gracia y de poder divino penetraban calurosamente en el corazón de todos. Su oración siempre estaba acompañada por lágrimas abundantes, a las que nadie podía quedar indiferente. ![]() Durante sus últimos días, el monje Gabriel predicaba y enseñaba el amor a todos sus visitantes con lágrimas en los ojos: “Recordad: Dios es amor. Tened tanta bondad como podáis para salvaros por esta bondad. Sed modestos, pues Dios concede Su misericordia a Sus siervos humildes. Arrepentios de vuestros pecados y no esperéis a ‘mañana’, pues esa es la trampa del diablo. Amaos los unos a los otros, pues el hombre sin amor no puede heredar el Reino del Cielo”. ![]() El padre Gabriel miró el icono de San Nicolás de Mira con amor. El arzobispo Daniel leyó las oraciones de los agonizantes. Al final, el padre Gabriel sonrió y murió en paz. Era el 2 de noviembre de 1995. Según sus últimas voluntades, el monje Gabriel fue enterrado en el patio del monasterio de Samtavro, rodeado de telas de saco, según una antigua tradición monástica. Durante el entierro, su cuerpo estuvo rodeado por la gente que lo amaba. Nadie quiso echar tierra sobre él y todos dispersaron la tierra cerca de la tumba. A continuación, se desplazó la tierra por sí misma, como cubriéndolo, llegando a su pecho y finalmente, su cuerpo fue enteramente cubierto de tierra. Según su voluntad, se escribieron las siguientes palabras en su tumba: “La verdad está en la inmortalidad del Espíritu”. Monje Gabriel. Se produjeron numerosas curaciones milagrosas sobre la tumba del monje Gabriel. Existen numerosos libros publicados en Georgia, así como en otros países, sobre las enseñanzas, la vida y las obras del archimandrita Gabriel. ![]() |
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